miércoles, 23 de noviembre de 2011

Constantine, un bodrio, lo admito, pero...

La vi hace unos meses con Lucas. A Lucas le gustó (es un niño) y a mí me pareció un bodrio. Pero ayer la volvieron a poner en no sé qué cadena y me enganché otra vez a ella en un zapping (no había nada mejor que ver) y... mira tú, le pillé el chiste. No corráis a bajarosla porque no la recomiendo, pero sí que voy a hacer una defensa de la peli.

Dice Dawkins que lo que más le pone de los nervios del catolicismo es la estética kitsch y la abundancia de detalles que proporciona de todas sus gilipolleces (las jerarquías de ángeles, querubines y la hostia, los niveles del infierno y del cielo, el limbo...). Todo eso aparece en esta película elevado a la enésima potencia. Pero de puro exagerado que es, se vuelve más creíble (en sentido figurado, ¿eh?). Para empezar, esta vez me percaté de que la historia es un cómic (como luego pude confirmar en IMDB): se trata de una saga llamada Hellblazer en la que un detective genuino de cómic, John Constantine, se dedica a cazar demonios que se cuelan en nuestro mundo, tratando de mantener lo que llama "el equilibrio". En la película Constantine (Keanu Reeves) explica que nuestro mundo es una fachada detrás de la cual se oculta el infierno. Así los dos coexisten como en dimensiones paralelas (?). Pero por eso mismo los demonios se cuelan en nuestro mundo y dan por culo (en sentido figurado otra vez), por lo que también hay ángeles que los combaten. Nosotros no los podemos ver, ni a los ángeles ni  a los demonios, pero Constantine los ve desde pequeño. Tanto miedo le daban que al final se suicidó y llegó a estar muerto dos minutos que, como cualquier católico sabe, pasó necesariamente en el infierno, adonde van los suicidas. Cuando volvió a la vida (por reanimación, no como Cristo) estaba condenado, así que decidió combatir a los demonios para ganarse el cielo. Pero Gabriel (el arcángel, que también está de visita en nuestro mundo) le explica que como matar monstruos es algo que hace por egoísmo, no le sirve de nada y sigue condenado. Ese es el leitmotiv de la película, y tanto el guión como la estética son genuinos de cómic.  Por cierto, que parece que también han hecho un videojuego del tema.

La otra cosa de la que me percaté es de que una historia como esta sólo puede haberla escrito un ateo. Y un ateo que además ha sufrido una infancia de bombardeo de mitología católica (un poco como la mayoría de nosotros). Eso dota a la película de un tono pagano no despreciable; de hecho, Constantine comparte elementos con el héroe de la mitología clásica (incluso visita el infierno y regresa, como Hércules); está también la consabida lucha entre el bien y el mal, y además los personajes mitológicos (Gabriel, Lucifer, etc.) se comportan como los dioses caprichosos, mezquinos y a veces torpes de las mitologías clásicas. No sólo se inmiscuyen en la vida de los humanos, sino que hacen pactos con ellos e incluso en ocasiones son engañados, como le ocurría a Zeus, que era famoso por no leer la letra pequeña de los contratos y luego se pillaba un rebote cuando se percataba del engaño (ya que, al parecer, un dios no puede desdecirse una vez que ha dado su palabra, otra característica que comparten los personajes de la película). Pero lo que me parece sublime es la teología McGiver que rezuma la película. Un ejemplo: en una ocasión Constantine se pelea con un demonio porque quiere que le revele los planes de su "jefe" (en la pelea, no os lo perdáis, utiliza un puño americano con cruces en los nudillos, lo que hace mucha pupita al demonio); pues bien, cuando lo tiene acogotado en una mesa, saca una biblia y le empieza a dar la extremaunción (le explica al demonio que le va a absolver de sus pecados para que se vaya al cielo, donde van a hacer unas risas con él); el demonio se acojona y acaba hablando, así que no termina de dársela, pero cuando ya se va se permite explicarle que la extremaunción no habría valido una mierda porque no había arrepentimiento, y (como todos los que hemos estudiado el Catecismo sabemos) sin arrepentimiento no hay perdón. Qué, ¿mola o no mola?

Y por encima de todo es una peli de acción. Se comprende que a Lucas le gustara a la primera, y eso que no entiende nada de toda la parafernalia teosófica que hay detrás. A duras penas sabe algo del cielo y el infierno (pero no mucho). En fin, lo dicho, un bodrio, pero un bodrio simpático.

2 comentarios:

  1. Infame, para tirar a la basura todas las cintas del rodaje.

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  2. El martes pasado la echaron en La Sexta, y la ví. La verdad es que resulta entretenida. Eso sí, quitaría a Keanu Reeves, a quien no soporto. Es de los actores que ganan al verle doblado.

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