lunes, 21 de noviembre de 2011

Bella Martha, una comedia alemana (¿os lo podéis creer?)

Una noche hace ya tiempo, zappeando entre vendedores gordonchos de cuchillos para cortar tornillos (o eso parece), pitonisas que hablan como Maradona cuando está encocado hasta las cejas y guarras que te invitan a llamarlas a nosecuántos euros el minuto, tropecé con esta película, que estaba empezando. Y con el escepticismo lógico al ver los títulos de crédito en alemán me dispuse "a ver de qué iba". Y hete aquí que me llevé una muy agradable sopresa. No sólo la película está bien (es una comedia, alemana, pero comedia), sino que la actriz es buenísima (no digo ESTÁ, aunque tiene su atractivo la chica, digo ES). La historia es más o menos como sigue. Martha es la mejor chef de Alemania (ya, ya... bueno, digamos una gran chef) y sabe que lo es. Es una perfeccionista y vive para la cocina. Como perfeccionista, no admite críticas de indocumentados, y llega incluso a discutir con clientes que le cuestionan algunos platos, lo que irrita a su jefa, la dueña del restaurante. Su vida está totalmente bajo control; no vive con nadie, no sale nunca, no tiene amigos y sólo se dedica a su trabajo. Aparentemente es feliz. Pero un día vienen a visitarla su hermana y su sobrina, pero tienen un accidente de tráfico y la hermana muere, dejando huérfana a su sobrina (que no sabe de su padre más que es italiano). A la vez, cuando sale del hospital y vuelve al restaurante, descubre que la jefa a contratado a un gran chef italiano para sustituir a una pinche que está preñada a punto de parir. De pronto se ve con una hija postiza y un rival en su cocina y su ordenado mundo se sume en el caos. Esto que os he contado son cinco minutos de película, así que no os he reventado nada.

La historia es bastante predecible, pero eso da igual. Lo que es relevante en esta película es su personaje. Y lo borda. Es una mujer que muestra una tremenda pasión contenida, que apenas exterioriza más que en leves gestos que te dan las claves de lo que pasa por su cabeza. A la vez la comida tiene una enorme presencia en la película, algo así como en Comer, beber, amar (Eat, drink, man, woman). La primera y la última secuencias tratan de comida; se habla de platos aquí y allá, en momentos dramáticos; la única forma en que ella sabe expresarse es por la comida, y eso le crea importantes problemas afectivos. El italiano es el catalizador de la relación con su sobrina y a la vez el que manda su orden teutónico al carajo. La dirección es muy buena, el ritmo perfecto, y hasta la música tiene una presencia muy discreta y muy poco intrusiva.

Como digo, la actriz es brillante. Hay muy pocos actores capaces de expresar emociones con tanta sutileza. En la forma de actuar me recuerda un poco a Ana Fernández, de Solas. Hace poco, en otro zapping por la tele, descubrí que Hollywood había perpetrado un remake de esta película, con la Zeta-Jones de prota. Ya sabéis, esas cosas que hace Hollywood para que su público no quede perturbado por el descubrimiendo de que fuera del mapamundi de los USA hay vida, y además... ¡no hablan inglés! Es la forma más bestia de hacer un doblaje: no sólo doblan la voz, doblan los actores, los exteriores, el guión y hasta la música. Bien, pues me bastaron dos minutos para comprobar que la Zeta no le llega a la altura de la suela de los zapatos. Más que una gran chef parecía una verdulera de barrio. Y entonces me entraron ganas de volver a ver esta peli (para borrarme la pésima imagen de la Jones discutiendo en plan arrabalera con un cliente) y el domingo la volví a ver y comprobé que en el segundo visionado mejora. Como le pasa a las buenas películas.

3 comentarios:

  1. Me da miedico verla y que me pase como con "Two hands"...

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  2. Es una peli estupendísima. La vi por primera vez en Alemania (y en alemán), la he visto otro par de veces. Muy recomendable. Y una lástima ese remake.

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  3. ¿Pero qué pasa con Two hands? Si es muy graciosa.

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