Con las expectativas que crearon con No es país para viejos, yo esperaba de esta película que estuviera a la altura. Con esa esperzanza la vi hace unos días, y para mi absoluta decepción, resulta que es una película aburrida. La historia es un remake de una peli de análogo título protagonizada por John Wayne. No sé ni cómo se han atrevido los Coen. Yo no lo sabía, pero cuando acabó la película me dije: ¿qué coño hace Jeff Bridges interpretando a John Wayne? Porque a la legua se veía que el papel estaba escrito para éste. John Wayne sólo se interpretaba a sí mismo, pero hay que reconocer que se bordaba. Escribían los guiones pensando en su personaje. Era (salvando las distancias) como Agustín González: tú no lo llamabas para que interpretara un personaje determinado, si querías que apareciera, tenías que meter en la historia al propio Agustín González. Pues igual con John Wayne. Que tu western incluía a un hombretón malhumorado, gruñón, duro (muy duro) pero con un lado tierno hacia las damas desvalidas, entonces llamabas a John Wayne. Bueno, alguien tuvo la ocurrencia de que ese mismo personaje podía muy bien hacer de irlandés canónico, e hizo El hombre tranquilo. Obviamente, lo bordó. Si no me creéis, fijaos en las fotos y notaréis la diferencia. ¡Pero si hasta le ha puesto el parche en el ojo equivocado!
En fin, no tengo mucho más que añadir. Si no la habéis visto, os la podéis ahorrar. Si tenéis mono de western, mejor pillaos la original.
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